Lo peor del amor cuando termina
no son las habitaciones ventiladas
el puré de reproche con sardinas
las golondrinas muertas en la almohada.
Lo malo del después son los despojos
que embalsaman el humo de los sueños,
el sístole, los teléfonos que hablan con los ojos
el sístole sin diástole ni dueño.
Lo más ingrato es encalar la casa
remendar las virtudes veniales
condenar a la hoguera los archivos.
Lo peor del amor es cuando pasa
cuando al punto final de los finales
no le quedan dos puntos suspensivos.
Joaquín Sabina
Anuncios