Un mago de Terramar (Fragmento)

«-Tienes que regresar.

-¿Regresar?

-Si continúas así, si sigues huyendo, dondequiera que huyas siempre encontrarás el peligro y el mal, porque es ella la que te lleva, la que elige tu camino. Eres tú quien ha de elegir. Tienes que hostigar a quien te hostiga. Tienes que perseguir al cazador.

Ged callaba.

-En la fuente del río Ar-prosiguió el mago-, donde el torrente cae de la montaña hasta el océano, te di tu nombre. Un hombre puede saber a dónde va, mas nunca podrá saberlo si no regresa y vuelve a su origen, y atesora ese origen. Si no quiere ser una rama desgajada que va y viene y se hunde a merced de la corriente, entonces tendrá que ser el torrente mismo, todo él desde el nacimiento hasta la desembocadura en las aguas del mar. Tú, Ged, has vuelto a Gont, has vuelto a mí. Vuélvete ahora, da la vuelta entera y busca la fuente misma. La fuente verdadera, y lo que está antes de la fuente. Sólo allí tendrás poder.

-¿Allí, Maestro? -dijo Ged con terror en la voz-. ¿Dónde?

Ogión no respondió.

-Si doy la vuelta -dijo Ged al cabo de un momento-, si como tú dices persigo al cazador, creo que la cacería no durará mucho. Todo cuanto la sombra desea es enfrentarme, cara a cara. Dos veces lo ha conseguido y dos veces me ha derrotado.

-La tercera es la de la magia- dijo Ogión.

Ged recorría el cuarto de arriba abajo, del hogar a la puerta, de la puerta al hogar.

-Y si me vence, si me derrota definitivamente -dijo, arguyendo tal vez con Ogión, tal vez consigo mismo-, se adueñará de mi saber y mi poder, y lo utilizará. Ahora sólo es peligrosa para mí. Pero si entra en mí y me posee, hará un mal enorme valiéndose de mí.

-Eso es cierto. Si te derrota.

-Y si huyo otra vez, volverá a encontrarme… Y en esa huida estoy consumiendo todas mis fuerzas. -Ged Siguió yendo y viniendo por el cuarto un momento más. De pronto se volvió, y dijo arrodillándose a los pies del mago-: He acompañado a grandes hechiceros y he vivido en la Isla de los Sabios, mas tú, Ogión, eres mi verdadero maestro. -Hablaba con amor y con un júbilo sombrío.

-Bien -dijo Ogión-. Ahora lo sabes. Más vale tarde que nunca. Pero al final, tú serás mi maestro.»

Ursula K. Le Guin

Hijos de Dune (Fragmentos)

(…)

«En todas las máximas fuerzas socializantes uno hallará siempre un movimiento subterráneo que pretende conseguir y mantener el poder a través del uso de las palabras. Desde los doctores brujos hasta los sacerdotes y hasta los burócratas, siempre es así. El populacho gobernado debe ser condicionado a aceptar el poder de las palabras como cosas actuales, para confundir el sistema simbolizado con el universo tangible. En el mantenimiento de una tal estructura de poder, algunos símbolos son mantenidos fuera del alcance de la común comprensión… símbolos tales como aquellos que tienen relación con la manipulación económica o aquellos que definen la interpretación local del sano juicio. Una ocultación simbólica de esta clase conduce al desarrollo de sublenguajes fragmentarios y cada uno de ellos se convierte en una señal que sus usuarios van acumulando como una cierta forma de poder. Debido a esta comprensión de los nuevos procesos de formación del poder, nuestra Fuerza de Seguridad Imperial debe estar siempre alerta a la formación de sublenguajes.

Lección en la Universidad de la Guerra de Arrakis, por la Princesa Irulan»

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«El niño que rehúsa viajar en el arnés del padre, éste es el símbolo de la más singular capacidad del hombre. <<Yo no debo ser lo que fue mi padre. Yo no tengo que obedecer las reglas de mi padre, ni siquiera creer en todo lo que él creía. Mi fuerza como ser humano es el que yo puedo hacer mis propias elecciones sobre lo que debo y lo que no debo creer, sobre lo que debo y lo que no debo ser>>.

Leto Atreides II, Biografía de Harq al-Ada»

(…)

Frank Herbert